¿Qué es el TPP? 4 preguntas sobre el Trans-Pacific Partnership cuya respuesta debieras conocer
La semana pasada se concluían las negociaciones para la firma del TPP, el Trans-Pacific Partnership. Un tratado que más allá de la lejanía geográfica tiene un indudable interés para nosotros, por cuanto que es el primer paso en la configuración de un nuevo marco de relaciones económicas internacionales, con el apoyo del TTIP, Transatlantic Trade and Investment Partnership , el TISA (Acuerdo sobre comercio de Servicios que negocian 23 Estados en el marco de la OMC) o el CETA (Comprehensive Trade and Economic Agreement, que es el equivalente al TTIP, pero que en lugar de firmarse con EE.UU. se hará entre la Unión Europea y Canadá). De la conjunción de todos ellos, saldrá un mundo diferente; posiblemente por ello no sea descabellado señalar que se trata de la OTAN del siglo XXI, aunque sea una alianza económica en lugar de militar.
Como decía antes, es un Tratado de interés para nosotros; por ello conviene conocer los datos básicos y tenerlos presentes en la negociación del #TTIP, que nos afectará más directamente
¿Quiénes lo han suscrito?
Es un Tratado cuyas negociaciones empezaron como una ampliación del Trans-Pacific Strategic Economic Partnership Agreement (Brunei, Chile, Singapur y Nueva Zelanda) y al que se fueron ampliando Estados hasta que en la firma encontramos a EE.UU., Japón, Australia, Corea del Sur, Perú, Canadá, Malasia y México. La ausencia de la República Popular China expresa bien a las claras que forma parte de la respuesta al poder comercial chino.
¿Cómo se ha negociado?
En el más absoluto de los secretos. Sólo se conoce el capítulo sobre propiedad intelectual que hizo público Wikileaks. De hecho, los parlamentarios norteamericanos que han conocido el texto tienen la espada de damocles de la alta traición en el caso de que hagan público el contenido que han conocido.
¿Cuál es su contenido?
El TPP es mucho más que lo que se quiere vender, un mero tratado de liberalización comercial. Tiene muchos elementos de regulación económica en materia de vehículos, arroz, productos lácteos y textiles. Ha aumentado los derechos de propiedad intelectual a la vida del autor más 70 años, con lo que se producirá un incremento de precios para el consumidor. Se incorporan, además, regulaciones concretas en relación con el pirateo, que afecta a los meros consumidores sin voluntad de comercialización.
El punto más conflictivo es el relativo a los medicamentos, en el sentido de que previene frente a la utilización de los genéricos mediante la extensión a 12 años en las patentes, tal como está previsto en los EE.UU. No obstante, hay reticencias en las farmacéuticas que querían ampliarlos. Los consumidores estadounidenses de medicamentos temen el incremento de precios y la bajada de calidad si son autorizados en otros países diferentes de los EEUU.
Resulta paradójico, en este momento, que las dos mujeres más influyentes del Partido Demócrata, Elisabeth Warren y Hillary Clinton -sí, ella también- estén en contra del TPP por las consecuencias que provoca.
Conviene que tengamos presente la contundencia con la que Elisabeth Warren se ha pronunciado contra el TPP:
¿Qué previsiones tiene sobre mecanismos de resolución de controversias?
Al igual que ocurre con el #TTIP, en el TPP se saca de la justicia ordinaria y los lleva a mecanismos de ISDS; lo cual ha sido una demanda de los productores de tabaco. En la reglamentación que se conoce, se establece la obligación de indemnizar en aquellos casos en los que se pierdan expectativas de negocio como consecuencia de la reglamentación aprobada por los Estados, tal como ocurrió en el caso de El Salvador c. Pacific Rim Oceana Gold, en el que el Banco Mundial impuso la obligación de indemnizar por imponer una reglamentación que protegía el agua de consumo humano frente a los vertidos de una mina.
Con carácter general se ha señalado que es un tratado que favorece a las grandes corporaciones y sectores económicos que han estado muy involucrados en el desarrollo de las negociaciones. Se han hecho públicos un número amplio de correos electrónicos que reflejan el peso de los lobbystas de los grupos industriales a la hora de llegar a acuerdos. En este sentido resulta paradójico el acceso que han tenido estos colectivos a las negociaciones y lo oculto que se mantiene el contenido concreto del acuerdo.
Como decía al comienzo, este acuerdo y los otros tres que se recordaron al comienzo forma parte del desarrollo de la globalización, de las limitaciones que está provocando en el Estado y del mundo que tenemos a la vuelta de la esquina. Unos acuerdos que empeorarán nuestra democracia y que tienen una transcendencia casi constitucional, en la medida en que determinarán la forma y extensión de la intervención del Estado en la economía. Desde el momento en que se articulan estos acuerdos, resulta usual que tengan un crecimiento que les permita alcanzar un grado de madurez suficiente que les permita su propio desenvolvimiento y que, paralelamente, podamos hablar de un proceso de desconstitucionalización del Estado.
Desde una perspectiva democrática hay un doble conjunto de problemas. Por un lado, la ausencia de un procedimiento democrático para asumir estos tratados internacionales. No está previsto, en este sentido, un referéndum para la ratificación de estos acuerdos, a pesar de la importancia práctica y de la relevancia que tendrá sobre la articulación de políticas en el interior del Estado. El segundo, la dificultad que habrá para su modificación -derivada de su contenido multilateral, de los problemas que ha habido en su adopción y del peso de los agentes económicos que los impulsaron- hará que se haya producido una consolidación del régimen derivado de estos relevantes tratados internacionales.