El pasado mes de junio, la Comisión Europea publicó su informe anual sobre recaudación fiscal (con datos referidos a 2019) en los países de la Unión Europea. Un informe que conviene revisar ahora que se va a estudiar el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2022 y una de las variables fundamentales que proporciona el texto es el de la fiscalidad. 

Aquí se van a recordar una serie de datos, aunque el texto completo merece ser analizado, sobre todo para evitar juicios apresurados  sobre la presión fiscal en España y sobre la valoración  que merecen las subidas o bajadas de impuestos y su impacto en el mantenimiento del Estado del bienestar. Lo que está claro es que,  a la vista de los datos, no se puede mantener que en España paguemos muchos impuestos. Al contrario. 

España es eficaz en la recaudación de los impuestos sencillos de gestionar, como son los de bienes inmuebles (donde ocupamos el 4º lugar en función de PIB de la Unión Europea) y somos ineficaces en los que resultan más complejos, como el IVA o el IRPF. Tenemos, además, carencias importantes en relación con el Impuesto de Sociedades. Los datos anteriores pueden verse como una consecuencia de la escasa administración tributaria por PIB que hay en el conjunto de las Administraciones Públicas.

Y lo que algunos datos dicen es que, casi con toda seguridad, existen bolsas de fraude en aquellos impuestos cuya recaudación no se aborda adecuadamente. Y esto constituye una fuente de inequidad en el propio sistema impositivo que no se ha abordado adecuadamente. Frente a la tentación que tienen algunos de abrir una guerra de competencia fiscal para ver dónde se paga menos, sigue siendo necesario articular un sistema fiscal progresivo y eficaz.

La visión comparativa de los datos, la baja recaudación vía impuestos en función del PIB tiene una consecuencia directa en cuanto a dos datos relevantes: a) hay una mayor necesidad de recurrir a la financiación para mantener el funcionamiento del Estado y b) existe una menor capacidad para mantener los servicios públicos. Y la consecuencia de lo último lo hemos podido apreciar en la pandemia de la COVID19 y el desmoronamiento de nuestro sistema público de salud.

Recordemos que el PIB español en 2019 fue de 1.244.375 millones de euros. Cada punto menos de recaudación suponen 12.443 millones de euros. Dicho de otro modo, si hubiéramos recaudado el mismo porcentaje sobre el PIB que la zona euro, hubiéramos podido tener unos 60.000 millones de euros más para la ejecución de políticas públicas y para la prestación de servicios públicos.

 

Primer dato: La recaudación fiscal en España es de las más bajas de la Unión Europea.

 

En efecto, tanto si se analiza la presión fiscal dentro de la zona euro como en el conjunto total de los países de la Unión, observamos que estamos lejos de la media de lo que se recauda en función del Producto Interior Bruto. Concretamente, son unos cinco puntos más baja que la media. 

Si tomamos los datos globales de recaudación en función del Producto Interior Bruto, observaremos que en el año 2019 ocupábamos el 18º lugar en el conjunto de la Unión Europea.

 

RECAUDACION FISCAL PIB

Segundo dato. La recaudación por imposición indirecta es, comparativamente, muy baja

En efecto, si tomamos los datos de recaudación de los Impuestos Indirectos y, en particular, del Impuesto sobre el Valor Añadido, observamos que no se corresponde con la posición económica de nuestro país, ya que ocupamos el 23º comparativo. Sin duda, refleja las dificultades que tiene la administración tributaria para el control del pago del IVA y lo extendido que está el pago sin IVA. Concretamente, sobre el IVA, la recaudación se podría comparar en este cuadro. Por cierto, se trata de un problema que compartimos con Italia, países en los que la administración tributaria es más baja

Tercer dato.- La recaudación del Impuesto de Sociedades es muy baja

La recaudación por el Impuesto de Sociedades es, en 2019, menos de la mitad de la que había en el año 2007, llegando a un porcentaje sobre el Producto Interior Bruto del 2,1%, lo que nos sitúa en el vigésimo lugar del conjunto de la Unión Europea. Esto contrasta con los tipos impositivos que son de los más altos de la Unión. La diferencia la encontramos en las bonificaciones fiscales, que constituyen una de las partidas más elevadas en nuestro país. Analizado de forma comparativa con otros países de la Unión observamos el siguiente cuadro

 

Cuarto dato.- La recaudación sobre la renta de las personas físicas es más baja que la media de la Unión Europea

Aunque 2019 es el año en el que se obtuvo mayor recaudación de la imposición sobre la renta de las personas físicas, no deja de ser una cantidad inferior a la media de la Unión Europea. Una cuestión que se añade al dato que veremos luego de la proporción entre la tributación directa e indirecta y cómo esto afecta a la progresividad del sistema tributario. Comparativamente nuestra situación es la siguiente:

IRPF PIB

Quinto dato. La fiscalidad ambiental es anormalmente baja en el conjunto de la Unión.

Pese a lo que en ocasiones se piensa sobre el impacto que tiene la fiscalidad ambiental, nos encontramos con que sobre la Unión Europea de 27, España ocupa el 25º lugar en cuanto a fiscalidad ambiental, suponiendo el 1,8 del PIB. Veamos comparativamente cuál es la situación de nuestro país.

IMPUESTOS AMBIENTALES

Sexto dato: La estructura de la recaudación  tributaria dificulta la progresividad del sistema tributario

El último dato que se trae a colación es el del mayor peso de la recaudación de la imposición indirecta (la que se aplica a todos los ciudadanos por igual en el momento de la compra) en el conjunto del sistema tributario español. Una realidad que complica sobremanera cumplir con el principio constitucional de la progresividad del sistema tributario, recogido en el artículo 31 de la Constitución: “todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”.

PROGRESIVIDAD IMPUESTOS