Paradise Papers. Periódicos como LE MONDE, The Guardian, o el New York Times y en España El Confidencial y La Sexta, publican hoy el último episodio descubierto de los paraísos fiscales. Un escándalo en el que están incluidos personalidades como Wilbur Ross (cuyas inversiones con el hijo de Putin quedan visibles) y Rex Tillerson, que se podrían catalogar como hombres fuertes de la Casa Blanca (con 13 personas implicadas) o Stephen Bronfman, el tesorero del Partido Liberal canadiense, y muy próximo a su Primer Ministro, Justin Trudeau. Aparecen oligarcas rusos, deportistas profesionales, cantantes como Madona y Bono, millonarios africanos y grandes multinacionales como Apple o Nike. La reina Noor de Jordania, el ex Canciller alemán Gerard Schroeder, George Soros, Adelson (el de los casinos que quería establecer en Madrid), Xavier Trias, o el Presidente Santos de Colombia están también en dicha lista. Lo mejor de cada casa.
No obstante, conviene que recordemos algunos casos que resultan más llamativos. Así, según publica The Guardian, parte de la fortuna personal de la Reina de Inglaterra se invirtió a través de las Islas Cayman -incluso en una empresa textil con antecedentes de explotación de trabajadores-; aparecen las inversiones que Rusia ha realizado en Facebook y Twitter, los mecansmos que utilizaron los oligarcas rusos para adquirir acciones del Arsenal o el Everton. La actividad de la compañía minera más relevante del mundo, Glencore, para minimizar los costes de las explotaciones en el Congo quedan a la luz. En definitiva, un descubrimiento cuya importancia cualitativa es mucho más relevante que la de los Papeles de Panamá.
En el centro de la trama, de nuevo aparece un despacho de abogados, en este caso Appleby, con una trayectoria de más de 119 años y con oficinas abiertas en Bermuda, las Islas Cayman, las Islas Vírgenes Británicas, la Isla de Man, Jersey y Guernsey. Una sociedad que según señala su página web «is one of the world’s largest providers of offshore legal services». Orgullo ante todo de lo que se hace. Este despacho fue acompañado en sus andanzas por otro, de origen familiar, radicado en Singapur (Asiaciti Trust), cuya web es un homenaje a la tranquilidad y bienestar de sus clientes, con un prestigio creado a través de «los más altos estándares».
Una sensación de dejà vu, que sin embargo es, llamativo a los ojos europeos dado que los principales lugares en los que se ha procedido al ocultamiento y blanqueo de los capitales están en la Unión Europea. Sí, de nuevo salen los paraísos fiscales de la Unión Europea a los que ya tuve ocasión de dedicar un post hace no demasiado tiempo. El problema es que muchas de las técnicas de ocultamiento de riqueza se han realizado a través de mecanismos legales, como una variante de la optimización fiscal.
Sí, hay que denunciarlo públicamente. Hay Estados miembros de la Unión Europea cuya política tributaria hace que se le deba considerar como paraísos fiscales. Ojo, que aquí no me estoy refiriendo sólo al problema de que se esté atentando contra el mercado interior como consecuencia de prácticas anticompetitivas entre Estados a través de presiones fiscales ridículas. Es, en mi opinión mucho más grave el hecho de que la transparencia económica que se exige a las empresas sea muy reducida, con lo que no se puede luchar de forma efectiva contra las evasiones fiscales empresariales. ¿Es el momento de que se aborden de una vez los problemas de armonización de la normativa fiscal de las sociedades en el ámbito europeo? ¿Y de que se haga algo equivalente en relación con la transparencia fiscal de las empresas, desagregando el origen de los beneficios empresariales y un dato tan simple como el del el número de trabajadores en cada sede?
La Unión Europea se ha distinguido por un tratamiento muy benévolo hacia los paraísos fiscales. Tanto es así que hoy alguien como Junker -antiguo Primer Ministro de Luxemburgo, país que firmó durante su mandato muchos acuerdos de reducción fiscal con grandes empresas- es hoy el Presidente de la Comisión Europea. Las prácticas que siguen Malta, Irlanda o el Reino Unido (a través de la City o de las Islas de Man y Jersey) no tienen nada que envidiar a los paraísos caribeños. Posiblemente sea al contrario y les doten de una respetabilidad de la que se carece cuando el origen o el destino de los fondos es las Islas Cayman o las Islas Vírgenes Británicas.
Pero, obviamente, siguen existiendo territorios externos a la Unión Europea: Antigua-y Barbuda, Aruba, Bahamas, Barbados, Bermudas, Dominica, Grenada, Caiman, Cook, Marshall, líbano, Saint Kitts y Nevis,Santa Lucia, Samoa, Trinidad y Tobago o Vanuatu. Les invito a buscarlos en el mapa. Mientras quede uno sólo las posibilidades de fuga de capitales siguen intactas.
Esta filtración es relevante porque hay mucha élite entre los implicados; con la Reina de Inglaterra a la cabeza o el Presidente Santos o altos cargos de la administración Trump y Trudeau. El listado completo es amplio y digno de ser observado. Elites políticas -actuales y pasadas- y económicas. Elites que ven la igualdad y la redistribución fiscal como una carga para ellos. Es la desigualdad mayor del capitalismo globalizado, la que establece una distinción que añadir a las tradicionales: la de las personas que pueden decidir cuánto pagan de impuestos frente a la de aquellos que pagamos en función de nuestra nómina. Dicho de otro modo, es este mundo que hace que los servicios públicos los paguemos solo una parte de la sociedad. El juicio político lo deberían tener algunos de los afectados, incluso a la Reina de Inglaterra.
No podemos olvidar un elemento complementario. Las actividades que han realizado las personas implicadas ha necesitado la colaboración de más personas que las de los despachos de abogados Appleby y Asiaciti Trust. No se ha citado hasta ahora ninguna institución financiera cuya colaboración ha resultado inexcusable. No estaría de más preguntarse si ha existido labor de lobby que se haya hecho por algunas de ellas para mantener los privilegios fiscales de las plazas afectadas.
Más aún, la presencia de paraisos fiscales europeos supone la vulneración de los deberes de lealtad que están en el Tratado de la Unión ¿va a quedar sin consecuencias? Tengamos presente que muchos de los territorios de ultramar que han aparecido en los papeles de Panamá y en estos se vinculan con territorios dependientes directa o indirectamente de Estados miembros de la Unión Europea.
En definitiva, lo que ha aparecido hoy es la manifestación de algo que resulta esperable. Esperable pero que no por ello es menos lamentable, especialmente por la pasividad de las autoridades en frenarlo y por la voracidad de los personajes que aparecen en los listados. Dentro de algunos meses habrá otro post en este blog que nos ilustre sobre un caso novedoso. Otro más, porque esta globalización asimétrica, que ha hecho de la desigualdad su elemento más característico, fomenta la competencia entre territorios y su máxima expresión son los paraísos fiscales, como territorios sin ley.