Messi, Ronaldo y Hacienda. Messi ha visto ratificada en el Tribunal Supremo su condena por delito fiscal, en donde se afirma que «cualquiera que fuera su ingenuidad, las actuaciones que indican que interviene personalmente, y no solamente estampando su firma en documentos, revelan su plena conciencia de que ese camino llevaba inexorablemente al insolidario resultado de la defraudación fiscal». Filtraciones de Football Leaks a medios de comunicación primero y nuevas informaciones de la prensa española, indican que Cristiano Ronaldo ha podido desviar de Hacienda cantidades importantes de dinero a través de sociedades en paraísos fiscales como las Islas Vírgenes Británicas, amen de otros territorios off shore en el interior de la Unión Europea como Irlanda, como ocurrió en el caso Apple.
Los dos mejores jugadores del mundo unidos en el mismo problema, aunque analizando ambos supuestos vemos connotaciones diferentes; que tienen poca transcendencia para lo que quiero señalar. Una situación que no se queda en ellos dos y que afecta también a más de un equipo de fútbol.
El asunto tiene implicaciones importantes, que van más allá de su avaricia o falta de ética. Es una situación que, sin embargo, traspasa a los jugadores. Implicaciones que potencialmente afectan al propio jugador pero que también se refieren a la Administración -por no vigilar adecuadamente- a los clubs -por la gestión conjunta de los derechos de imagen y a las empresas que han pagado estas cantidades en paraisos fiscales. Y desde luego, nos cuestiona si el sistema tributario está adecuadamente configurado, ya que permite que abogados desde la sombra de sus despachos puedan desarrollar estas estrategias de optimización fiscal, por utilizar el eufemismo usual.
Por un lado, llama la atención que ahora se abra una investigación, por parte de las autoridades, teniendo en cuenta los problemas tradicionales de los clubs de futbol con Hacienda, que motivaron un plan especial para sanar sus deudas. Estos dos casos, al igual que en el pasado otros como Alexis Sanchez, Javier Mascherano, Xabi Alonso, Radamel Falcao, Rafael Nadal o Arantxa Sanchez Vicario nos hacen ver la conveniencia de que el deporte profesional esté dentro de los planes de inspección anual de la AEAT.
Al mismo tiempo, en el caso de los contratados por equipos de futbol, el conocimiento por los medios de comunicación de las cantidades netas que perciben obliga a que se examinen con lupa los procedimientos que utilizan y la calidad de sus declaraciones tributarias. La gestión de los derechos de imagen, que han venido asumiendo los clubes total o parcialmente es otro factor que hace ineludible la presencia del deporte en los planes de inspección. El montante de lo que los clubs de fútbol adeuda a la Hacienda pública sería el último elemento en est misma dirección.
En segundo lugar, el papel que juegan algunos agentes que acaban ayudando a la configuración de la estructura societaria que permite la defraudación. Si en el caso Messi fue su propio padre, en el caso de Ronaldo fue su agente, el omnipresente en las transacciones de todos los veranos, Jorge Mendes, tal como lo muestra este gráfico de Mediapart.fr
En segundo lugar la responsabilidad de los pagadores, de los clubs de fútbol. Desde hace años los medios de comunicación nos señalan dos aspectos de las retribuciones de los deportistas profesionales y, en particular, de las mega estrellas: que las cantidades son netas y que gestionan total o parcialmente los derechos de imagen, que es lo que ha hecho estallar el caso Ronaldo. Pues bien, si esto es así, si como dicen están gestionando sus derechos de imagen, ¿qué responsabilidad tiene el club por estas defraudaciones? ¿Dónde y por quién se han materializado los pagos por derechos de imagen? El caso Neymar muestra que los elementos no terminan en el jugador
No estaría tampoco de más incidir en las empresas a las que los jugadores han vendido su imagen para las campañas publicitarias y que han consentido unos pagos de forma poco clara. Porque no puede dejar de resultar extraño que unos derechos de imagen se puedan pagar en Paraísos fiscales. Es un problema de la aplicación de esa idea que estuvo tan de moda hace algunos años, la de la responsabilidad social corporativa.
Dejo para el final a Ronaldo o a Messi. La gravedad de la presunta defraudación que se le imputa es directamente proporcional a sus retribuciones y a su imagen pública. Y en este caso, es evidentemente muy alta. Especialmente porque Ronaldo no es una persona que ha padecido la crisis especialmente, ya que los incrementos salariales desde 2009 ha sido muy sustanciosos. Pero más allá de esto, por el incumplimiento que parece haber cometido.
Por el interés de la ciudadanía sería conveniente que se dilucidara con la mayor precisión el montante de la responsabilidad en que han incurrido todos los afectados. Aquí no se está poniendo en cuestión sus virtudes como jugador. Pero su relevancia pública no puede ser una razón para eludir su responsabilidad ni para que las actas de conformidad pudieran ser más reducidas de lo debido. Espero por ello que el Real Madrid no haga un remake de aquella vergonzosa campaña “Todos somos Messi” que impulsó el Barcelona.
Coincidiendo con el fin de la Liga comenzará a inflarse de nuevo la burbuja de los fichajes. Las pingües comisiones de los agentes y de los intermediarios en las transacciones debiera ser objeto de análisis por parte de la Administración Tributaria, aunque sea sólo por el montante de las cantidades que aparecen.
No podemos olvidar que, por coger sólo al Real Madrid, se habla de la salida de Morata por más de 70 millones, de la de Bale por una cantidad parecida, el fichaje de De Gea por otros tantos o el fichaje de Mbappé por más de 100. Se ha fichado a Theo por 24, una cantidad que parece pequeña. Habrá en este y otros clubs pagos de la cláusula de rescisión que formalmente pagará el futbolista aunque el dinero lo ponga el club de destino.
Las comisiones de los futbolistas están fijadas en el 15% según la FIFA, pero ¿cómo se producen las demás transacciones? ¿con qué implicaciones fiscales? Cuándo patrocinadores de los clubs ceden a los futbolistas coches de lujo -algunos de ellos de más de 150.000€- ¿están tributando los futbolistas por ello? ¿Podemos estar seguros de que la «optimización fiscal» que buscarán no será en contra de la Hacienda pública, o sea de todos nosotros? .
Las carencias de personal de nuestra administración tributaria hacen que será difícil adoptar las medidas inspectoras que debieran aplicarse en todo el deporte profesional, especialmente en el fútbol y el baloncesto. Pero posiblemente el problema sea previo incluso después de la derogación de la ley Beckam : ¿es adecuada la legislación tributaria que permite e impulsa estos juegos de fiscalidad de diseño?
Más aún, viendo la utilización de sociedades domiciliadas en Irlanda y Holanda ¿para cuando una armonización fiscal de la legislación de sociedades en la Unión Europea?