El TPP-11: Comprehensive Trans Pacific Partnership. Australia, Brunei Darussalam, Canada, Chile, Japón, Malaysia, Mexico, Nueva Zelanda, Peru, Singapur y Vietnam han alcanzado en los últimos días un acuerdo que sustituya al TPP, que entró en vía muerta tras la salida de los EE.UU.: el Comprehensive Trans Pacific Partnership, CTPP, será firmado el 8 de marzo en Chile y entrará en vigor en el caso de que lo ratifiquen seis de los once Estados miembros (con lo que se produce una rebaja de requisitos con respecto al tratado originario.
Cambio de nombre con algunos cambios de contenido que obvian las imposiciones estadounidenses, tal como veremos en seguida. No obstante, pese a que el acuerdo está alcanzado, hay discrepancias entre algunos de sus acordantes sobre el momento en que hacer público su contenido. De nuevo surge el secretismo en relación con los Acuerdos Comerciales de Nueva Generación y de nuevo nos encontraremos ante un acuerdo en donde la parte social tendrá menor grado de coercibilidad jurídica que la relativa al comercio.
Se corrige, por ejemplo, el impacto de los arbitrajes de inversiones. Corrección que deriva de que no se puedan presentar demandas en relación con aquellas medidas tomadas por los Estados que afecten a la salud, la educación o los servicios sociales. Es, sin duda un avance sobre otras regulaciones, que, sin embargo, no elimina los dos problemas esenciales que plantea: la sustitución del Derecho del Estado por cláusulas genéricas de responsabilidad y la imposibilidad de que los nacionales puedan acudir a estos procedimientos.
Es importante reconocer las modificaciones habidas en materia de propiedad intelectual; eliminando algunas de las medidas más drásticas promovidas tanto por los laboratorios farmacéuticos como por la industrial cultural estadounidense. Asimismo, se preven medidas que reducirán el precio del medicamento, al proporcionarse un campo más amplio para los genéricos.
Como se ha observado, el acuerdo se realiza sin los EE.UU. Posiblemente en la esperanza de que se reincorpore, las disposiciones más polémicas del viejo TPP no se han eliminado del acuerdo sino que se han dejado en suspenso. De hecho, Trump se está enfrentando al Partido republicano y a ciertos grupos de presión por su política comercial internacional y por su negativa a participar en este tipo de acuerdos. Desde la reunión de Davos, la postura del Presidente no es de absoluta negativa sino de un “veremos”. No obstante, que se haya firmado otro acuerdo deja a Trump como el gran perdedor de esta batalla comercial y pone en cuestión la eficacia de su política comercial, incluso dentro de aquellos que apoyaron su reelección.
El acuerdo da una opción a la participación del Reino Unido, que está reconfigurando su política comercial como consecuencia del Brexit. Una participación que está siendo impulsada especialmente por Australia.
El acuerdo es especialmente importante para México, que se encuentra en una dura negociación con los EE.UU. sobre el NAFTA, el Tratado de Libre Comecio que tiene suscrito con Canadá y EE.UU: Por ello, ha sido relevante el papel mexicano para que Canadá fuera también signatario de este CTPP.
El nuevo CTPP constituye un toque de atención para China que, para no quedarse detrás ha de impulsar la firma del RCEP que está impulsando junto con la India y del que formarán parte algunos de los firmantes de este acuerdo, como su gran impulsor, Japón. En este sentido, no es descartable que en un futuro próximo se produzca una convergencia entre ambos acuerdos comerciales. Toque de atención que, sin embargo, no obvia el hecho de que hoy los países firmantes del CTPP son más dependientes de China que de EE.UU. y que, por ello, la firma de este acuerdo se puede considerar un triunfo para ellos.
La Unión Europea, por último, se ve afectada por el CTPP a través del JEFTA, el acuerdo comercial que ha suscrito con Japón en los últimos meses y que está a la espera de que se conozca su versión definitiva. En todo caso, este acuerdo obligará a las autoridades europeas a fijar su atención en la política comercial asiática que no constituía, hasta el acuerdo con Japón, una prioridad. El TTIP constituía el elemento central, hoy paralizado.
En definitiva, el nuevo acuerdo es mucho más compacto, sólo agrupa al 14% del PIB mundial, sin una descompensación tan grande como la que existía en el originario; prevé la incorporación de nuevos Estados y palía algunos de los elementos negativos que se contenían en la reunión originaria. Sus pormenores los iremos viendo en las proximas semanas